Fujimori en el paraíso

Por César Hildebrandt*


Escucho a Alberto Fujimori describir su paraíso de opio y compruebo que gente como él sólo puede prosperar en un país que tiene a un 40 por ciento de ciudadanos a los que les da lo mismo –lo dicen reiteradas encuestas- si los rige una democracia o una dictadura.

O sea que en el Perú hay un 40 por ciento de ciudadanos que casi aspiran a no ser ciudadanos y que quieren ser, a veces con fervor, vasallos tristes y alegres siervos de la gleba.

Detrás del fujimorismo está la capacidad de sumisión y la arrolladora ignorancia que lastiman el alma del Perú.

Escucho a Fujimori y me digo que si hubiera géiseres de cinismo sonarían como su voz.

Habla de coraje el hombre al que le temblaba la voz cuando se dirigió a buscar refugio en la embajada del Japón la noche del fallido golpe del general Salinas Sedó.

Habla de honor el hombre que emputeció a la Fuerza Armada, hizo del Congreso un chiquero, suprimió el orden constitucional, desconoció su firma y hasta su huella digital con tal de no pagarle una deuda a la madre de sus hijos.

Habla de orgullo de sí mismo el sujeto que quiso ser senador japonés para obtener la inmunidad que lo librara del alcance de la ley.

Habla de responsabilidad el hombre que llenó 45 maletas de vídeos, dinero y botines diversos, tomó el avión presidencial y pasó de Brunei a Tokio (Nadie le creyó en su momento a Barba) donde pidió asilo y desde donde renunció por fax a la presidencia de la República, es mas la cínica de la Cuculiza insulto a Barba alegando que su héroe jamás haría tal cosa.

Habla de amor por la patria el jefe de una banda que saqueó las cuentas del tesoro público por un valor que los más conservadores estiman en dos mil millones de dólares.

Habla del veredicto de la historia el sujeto que estaba pescando en Iquitos cuando la policía de La DINCOTE, sin ninguna ayuda de Montesinos, capturó a Abimael Guzmán, el hombre que huyó del país tras descubrirse cómo es que Montesinos compraba esos congresistas que hoy deben estar frotándose las manos.

Qué patético pobre diablo es Fujimori. Se atribuye todos los poderes para las cosas que salieron bien, y se pinta como un presidente disminuido, desinformado e irresponsable cuando le mencionan los asesinatos que cometían los criminales a los que él felicitaba, ascendía y amnistiaba.

“Yo era comandante de Las Fuerzas Armadas en el sentido en que un entrenador de fútbol comanda al equipo”, dijo ayer destilando la esencia de su legendaria cobardía, la que sin embargo no aparentaba cuando estando en el poder se atribuía todo el éxito y manifestaba que el disponía todo como Jefe Supremo de las FFAA.

O sea que debemos alabarlo por haber “comandado” las fuerzas armadas que derrotaron al senderismo, pero debemos exonerarlo de toda responsabilidad cuando esas mismas fuerzas armadas mataban ancianos, niños y mujeres en las alturas de Ayacucho cuando ello salió a la luz.

Debemos agradecerle el haber sacado al país de la crisis económica en la que nos hundió Alan García –quien hizo tanto para que Fujimori lo sucediera-, pero tenemos que olvidar que con él todos los derechos del trabajador fueron abolidos, todo asomo de equidad fue perseguido, toda corrupción en el proceso de las privatizaciones fue posible, es decir vendió toda la riqueza de la abuelita y su cofre quedó vacío...porque quedó en manos de los corruptos.

Tenemos que decirle gracias por la paz con Ecuador –Tiwinza incluida, derechos de navegación ecuatorianos en ríos peruanos incluidos- pero no podemos recordarle su repugnante papel en la derrota peruana del Cenepa, cuando nuestros soldados carecían de logística, comunicaciones y, en muchos casos, de rancho y de zapatos y lo que es peor ocultar la entrega de 42 Km2 en la zona del Cucumaza Bumbuisa y el Yaupi Santiago.

Debemos ser gratos con su régimen porque “refundó el país” (Fujimori dixit), pero tenemos que olvidarnos de que quince de sus ministros o están presos o están con orden de captura por ladrones.

Debemos ser fujimoristas por las escuelas que sembró el Fonades, pero no debemos evocar la prensa inmunda que él creó para ensuciar a sus adversarios y, seguramente, “elevar el nivel cultural”.

Este demócrata que cerró el Congreso, este honrado que permitió la rapiña más grande de la que se tenga noticia, este ciudadano ejemplar que convirtió a un edecán en fiscal para entrar a robar maletas en la casa de Trinidad Becerra, este hombre decente que tuvo como socio a Montesinos, este estadista al que defienden sujetos como Saravá, este ángel que vivió entre alimañas, este hombre ejemplar que dio un golpe de Estado cuando su esposa, en un rapto de bendita locura, denunció los asaltos de la hermana Rosa y del cuñado Aritomi a la caja de Apenkai, este probo encubridor de Miyagusuku, esta vergüenza que grita lo que lee y juega con la voluntad de olvidar de los peruanos, este señor Fujimori, en suma, sigue siendo exactamente el mismo miserable que la miseria moral adora y hace suyo.

El secreto de Fujimori es que ha convertido en socialmente exitosos los peores vicios de la “peruanidad”: la crueldad en el tumulto, el cinismo como método y, sobre todo, la cobardía elevada a la categoría de función vital.

El triunfo de Keiko Fujimori, de darse, será el resumen vistoso de la tragicomedia nacional y una prueba de que hay países económicamente pujantes y moralmente inviables.

Es decir la misma sangre infectada corre ahora por las venas de Keiko Sofía, en su desesperado afán por intentar aspirar a La Presidencia, utiliza la millonaria reserva cínicamente robada a las arcas del estado peruano, con fines electoreros, y realmente da pena ver que existen aún muchísimos que siguen subyugados al fujimorismo y gritan sin muchas veces terminar de entender lo que vociferan y todo por haber recibido una miserable dádiva.

El poder judicial en alguna forma le ha devuelto al país algo de dignidad, y hubiera sido bueno que también investiguen y repatrien toda la millonaria caja fuerte que el inestable Alberto Kenya Fujimori, debe tener en Japón, y que finalmente lo disfrutará su oportunista esposa nipona.....y allí se cumple "NADIE SABE PARA QUIEN ROBA...perdón PARA QUIEN TRABAJA....

Seria realmente una vergüenza nacional que se permita que Keiko Sofia Fujimori se postule por lo menos como candidata presidencial. ... una señora sin ninguna experiencia laboral consecuentemente sin bases de respeto al trabajador ni al conocimiento de un solo sol logrado con el sudor de su frente, ni que decir de su supina ignorancia en geopolítica en una coyuntura del diferendo marítimo y el contencioso de la Haya, ni la percepción del manejo democrático del Estado, sin ningún programa y con una sola intención de amnistiar a su padre.

*Periodista-Columnista del Diario La Primera. Autor amigo.

Reflexiones Militantes a propósito de un viaje

POR: Ricardo León - Cajamarca

Las letras que a continuación se leen, no tratan de ser más que una simple narración de un viaje y, una reflexión muy personal de las realidades que suceden muy cerca de nosotros, y alejados a vez.



Las personas de ciudad, al hablar del campo, se imaginan unos parajes verdes, llenos de animales y de una felicidad interminable.

Sus fantasías las transportan hacia aquellos lugares naturales con intención de relajarse; pues, ellos consideran que llevan una vida llena de complicaciones. Complicaciones, como pensar en lo que hoy van a lucir, la película que quieren ver, o decidir dónde ir a divertirse el fin de semana, etc.

Al pensar en los pobladores del campo, mucha gente de las urbes cree que todos ellos son felices, suertudos y alegres por vivir allí. Están convencidos también, que cuando visitan a los campesinos, ellos se ponen más contentos aún.

Los visitantes llegan, algo excitados al ver que los terrenos de los campesinos son más grandes que sus casas de ciudad - ¡Estos cholos tienen plata! ¡Ve tanto terreno que tienen! Y, si no tienen plata, es porque son ociosos. ¡Además mira las fiestas que hacen! ¡El campesino es vivazo, lo que pasa es que se hace el zonzo!- afirman muchos visitantes.

Es verdad que los campesinos poseen una gran extensión de terrenos; además de unos cuantos animales. El mal análisis de ello, trajo como consecuencia que desde tiempos coloniales sus tierras y animales fueran deseadas por personas de fuera a su entorno, aprovechándose su buena voluntad. De esa manera, poco a poco, los campesinos fueron desplazados hacia las peores tierras de las zonas dónde vivían. Para comprobarlo, sólo basta fijarse dónde quedan las antiguas casas hacienda y dónde quedan las casas en que vive hoy la gente del campo.

Entonces, hablamos de las dos realidades diferentes que, muy brevemente, ya he mencionado: la visión de un campo lleno de fecundidad, alegría y con vasta extensión de terrenos; y, por otro lado, la realidad del campesino desplazado. En ambos casos juzgados por los crueles e injustificados raciocinios acerca de su empeño hacia el trabajo y su apego a ciertos vicios. Estos enfoques definirían a un campo lleno de prosperidad pero, con gente incapaz e inútil. Esta afirmación es totalmente equivocada Pues, lo que a continuación escribo, hará conocer la vida de un campo más real, que, al igual que toda la zona rural del país, se encuentra alejada, pobre y que ningún individuo citadino quisiera conocer.

Santa Ana es un Centro Poblado del distrito de San Benito, que pertenece a la provincia de Contumazá, ambos enclavados en la cordillera occidental del Perú. En línea recta, se encuentra a 49 kilómetros de la ciudad Cajamarca. Empero, en la línea del desarrollo, mucho más de lo que se pueda contar, ya que las curvas de su carretera hacen llegar al destino en aproximadamente ocho horas de viaje.

La salida de Cajamarca hacia el pueblecito de Santa Ana, nos obliga recorrer varios tipos de sociedades, claramente marcados por la pobreza. Recorremos así, los distritos de San Juan, Choropampa, Magdalena, Chilete, y las provincias de Contumazá y Cascas.

Los primeros cuatro pueblos son los mismos que se recorre para viajar a las ciudades de la costa.

El trayecto desde Cajamarca a Chilete es vistoso, pues se recorre, en corte transversal, varias regiones naturales del país. Se distinguen campos de trigo, oca, cebada, papa, terminando en árboles de mangos y sembríos de arroz. Lamentablemente, esta suerte aleatoria de los pobladores, se ha visto frustrada a consecuencia del derrame de mercurio producido en Choropampa. Este pueblecito maldecido por la mano del hombre, se encuentra entre los distritos de San Juan y Magdalena. Los carros sean particulares, de transporte público o carga pesada, ni se les ocurre parar para almorzar en este pueblo. Ellos tienen miedo de la contaminación producida por el mercurio en el año 2002, que hoy, ya no se encuentra en el suelo, sino, dentro de las entrañas de los pobladores que aún quedan en Choropampa.

Pese a ello, el viaje es relativamente tranquilo. El cambio de geografía y de forma de vida de la gente, comienza a percibirse con más intensidad desde el distrito de Chilete. Éste se encuentra encajonado entre montañas que elevan la temperatura del pueblo.

En estos poblados, uno puede distinguir, desde la cultura serrana de Cajamarca, caracterizada por la timidez de las campesinas, hasta la cultura casi costeña de los pobladores de Chilete. Los pobladores caminan muy orondos al lado de la carretera. Los chiletanos no se consideran serranos, pese haber nacido en la sierra del país. Además, se visten de una manera entre serranos y costeños, que deja un sabor pintoresco en la vista de los viajeros.

Para ir a la provincia de Contumazá se va por la carretera de la izquierda en Chilete, viniendo desde Cajamarca. No es difícil de encontrarla ya que es la única carretera a la izquierda de este pueblo. Ahí comienza la travesía cansada, ardua y polvorienta.

La carretera ya no es asfaltada, es de tierra. El paisaje es seco, deprimente, impregnado de colores amarillentos y arenosos. Pero, al ir subiendo, nuevamente se cuajan con el paisaje serrano de la provincia del cóndor, Contumazá.

Al subir desde Chilete a Contumazá, se recorre unos pueblecitos muy singulares. En uno de ellos se encuentra una iglesia de un siglo atrás aproximadamente. Los rostros de la gente de la zona muestran un semblante cansado y desconfiado, matizado con el color del sol y la tierra. Veo que la gente más joven tiene los mismos surcos que tiene la pach´a mama [1] en tiempo de sequía. Ello parece aumentar la edad de los pobladores.

El clima se vuelve nuevamente frio, el camino se llena de curvas por la misma geografía accidentada. Es en este camino que recuerdo… hay golpes en la vida / tan fuertes/ yo no sé… pues los golpes que uno recibe al viajar no son necesariamente del odio de Dios, como determina Vallejo[2], sino golpes del odio de un estado ineficaz, representado por gobiernos regionales y municipales ineptos que, ni siquiera, pueden arreglar bien una carretera.

Al seguir subiendo se aprecia los primeros cultivos de la zona que describo en forma ascendente: mango, yuca, camote, arvejas, frejol y waba. Luego encontramos trigo, cebada, papa, olluco, lentejas, etc.

Al arribar a la provincia de Contumazá, uno encuentra una ciudad muy antigua en su arquitectura. Posee también unas pendientes pronunciadas que, en épocas de lluvia, se pueden convertir en unos torrentes peligrosos para los transeúntes.

El viaje no termina ahí, se tiene que seguir. Existen dos rutas para llegar al centro poblado de Santa Ana, nuestro destino final. Las dos son vías que verdaderamente es una proeza atravesarlas. En este viaje elegimos la más corta. Debemos de pasar la provincia de Gran Chimú en su capital Cascas, ésta pertenece a la región La Libertad.

El recorrido desde Contumazá hacia Cascas es algo arriesgado. Cuenta con una vía de un solo carril y, si uno se encuentra con otro vehículo en sentido contrario se genera un problema. Algunos choferes, sobrepasan el problema con hidalguía. A veces esa hidalguía se convierte en injurias.

Lo que llama la atención es la construcción de esta carretera. Es literalmente una repisa de roca colgada en el cerro. Varios camiones pierden parte superior de su carreta al querer pasar el túnel que, obligadamente se tiene que atravesar. De ahí, se empieza un descenso hasta llegar a Cascas que, se encuentra muy cerca de nuestro destino final, el Centro Poblado de Santa Ana. En esta provincia, uno distingue los sembríos de uva, con la que producen un rústico vino. En este modelo económico, el estado no es eficiente con impulsar estas pequeñas industrias.

Al llegar al Centro Poblado de Santa Ana se distingue la decadencia del pueblo. De las casas se asoman las sombrías y extrañadas caras de los habitantes para saber quien ha llegado al pueblo.

El centro poblado es muy antiguo y posee mucha historia, que nace desde los habitantes pre inca. El pueblo tiene un color desierto. Es muy seco y casi una hazaña lograr sembrar. Sólo se puede sembrar en época de lluvia. La mayor parte del año, lo único sembrado en las praderas de este pueblo, son sembríos de piedras, contrastados con un polvo que nos envuelve en un manto de calor que, nos hace hundirnos en lo más profundo de nuestro ser. Este calor apesadumbrado parece calar en la cultura de los pobladores que, de alguna manera, los entorpece para realizar faenas de trabajo.

Sin saber que no hay culturas superiores a otras, la cultura santanera, por así decirlo, está aislada de la cultura serrana de donde proviene, despreciándola y deseando ser una cultura mejor. ¿Quién sabe es por sus rasgos físicos caucásicos?, ya que muchos escritos coloniales los definen como los indios blancos de las faldas de Contumazá. Pero, a la vez son despreciados por la cultura que desean ser, pues sus costumbres tienen rasgos serranos. Una mezcla algo confusa.

Esta subcultura aislada de otras, no merece un juzgamiento apresurado, sino más bien una reflexión comprensiva, dando apreciaciones que ayuden a enfocar mejor los problemas que tiene como sociedad.

La economía de Santa Ana no se puede calificar de extrema pobreza. En escalas de economías rurales se encuentra en el nivel de poder vender sus productos a terceros pero. No obstante las cosechas solo se dan con suerte una vez al año.

Estos parajes alguna vez fueron muy prósperos por ser parte del camino de herradura de Cajamarca hacia a la costa. Recorrido tan lleno de costumbres, como bailar encima de una piedra relativamente larga, para no ser asaltados o coger la terciana[3] que, por aquellas épocas azotaba a los viajeros; son ahora olvidados casi por completo de la institución que se llama estado y que ni siquiera su ius imperio[4] se digna hacerse presente en estos lugares. Aquello trae como consecuencia pensar, que los funcionarios del estado no saben, siquiera, de la existencia de este pueblo.

Me cuenta que muchos proyectos se ha intentado este pueblo. Todos estos proyectos apuntaban a financiar estructura material. Esto no es malo pero, si la gente tiene un gran déficit en su propia estructura interpersonal, social y política, ¿cómo se espera se desarrolle con proyectos colectivos si los principales beneficiarios son muy individualistas?

En esta misma situación nos encontramos a lo largo y ancho de este país. Estos paisajes se encuentran marcados por una pobreza que obliga al campesino, caminar horas de horas con el afán de intercambiar productos para suplir sus necesidades, con el único propósito de subsistir. Tampoco reconocen, ellos mismo, el gran potencial que tienen, pues son herederos, si no de sangre, si de territorio y de algunas costumbres de la gente autóctonas de este país, de una riqueza milenaria, que tuvieron el ímpetu de desarrollar mecanismo para trabajar la agreste geografía. De elaborar ellos mismo captaciones de agua y tanques en las alturas de los cerros, para abastecerse de agua en los días secos. Esta tecnología la podemos apreciar a unos kilómetros más arriba del centro poblado de Santa Ana, dónde existe un gran tanque artificial creado en un cerro llamado “La Pastora” que sería, tal vez, cinco siglos atrás el dispensador de agua en tiempos de sequía.

Éste es un problema socio político de estructura del país, donde se refleja el afán de una clase dominante, en dejar en decadencia a otra cultura, atrayéndola y matándola de a pocos, separándola de sus raices que al igual que aquella sigue de oprimida y pisoteada por las clases burguesas que siguen marcando la brecha económica del país, y propiciando una intensa lucha de clases, pese que son la minoría del país.

Ahora bien, la pregunta que nace es ¿qué hacer? Siento que es el párrafo más difícil que me toca escribir, pero me anima a asumir compromisos reales con dos partes inmersos en la historia: los pobladores de Santa Ana y usted, querido lector. Primero afirmo que no debemos de mirar al campo con la mirada de ciudad, con conocimientos adquiridos en aulas, sino con misericordia. La misericordia implica un caminar al lado de ellos y buscar juntos su liberación. En ese sentido es necesario comprometernos en generar espacios de organización comunal, inclusiva, revalorando su cultura, en la que prime la integración comunal. Todo ello con el fin de fortalecer sus estructuras interpersonales, sociales y políticas. De esa manera, podrán tener voz y no ser sujetos de la invisibilidad que poseen cuando acuden al estado.

Espero algún día contar que funcionó en este pueblecito con nombre de santa, o escuchar que en otro pueblecito alguien, partiendo de la reflexión propia del lugar, se comprometió y sacó adelante.



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[1] Palabra quechua: tierra
[2] Fragmento de los Heraldos Negros.
[3] Tembladera del cuerpo, producto en aquellos entonces por el paludismo.
[4] Aforismo latino que significa que el poder estatal que sirve implantar el impero de ley que es de obligatorio cumplimiento.

¡ HEMOS DESCUBIERTO UNA NUEVA ISLA!

Rocío Joo
Agosto 2008

La isla en cuestión, se encuentra aproximadamente al centro del Océano Pacífico, entre las longitudes 135ºO y 155ºO y las longitudes 35ºN y 42ºN . En otras palabras, es bastante grande.

“Descubierto una nueva isla”. En circunstancias normales, podríamos decir que se ha “descubierto una isla”, pero sucede que esta sí es nueva. Antes no existía. Su nombre es “Great pacific garbage patch" y en la figura 1 se observa el material de lo que está formado. Y en la figura 2 podemos ver la evolución que ha tenido y sigue teniendo esta isla.


Las grandes corrientes en el Pacífico tienen un movimiento circular hacia el centro, gracias a la acción de la fuerza centrípeta (figura 2a). Ahora, cuando los mares son contaminados por toda la basura que les llega ya sea directamente o a través de los ríos (figura 2b), los desechos (aunque no todo) también entran dentro de estos giros oceánicos (2c y 2d). Cuando esto pasa, Greenpeace afirma que en las aguas superficiales hay 6 veces más basura que biomasa de plancton.




Así fluyen las corrientes oceánicas en el Pacífico. www.greenpeace.org




Los puntos naranjas representan los desechos que se encuentran en el mar. Esta figura representa una acumulación de 6 meses de la basura desde que llega al mar. www.greenpeace.org



Después de 2 años, la basura va penetrando más en los giros. www.greenpeace.org




Sí, quizás no sea una sola isla. ¡Se está formando una por Japón, también!

¿Qué tan nueva es esta isla? Tiene sus raíces en décadas de contaminación marina; y su existencia fue predicha en 1988 en una investigación sobre desechos marinos en el Océano Pacífico. Pero fue detectada hace muy pocos años. Porque la zona donde se formaba esta isla no era de interés porque nadie pescaba por ahí. No obstante, la isla fue creciendo hasta que accidentalmente los pescadores llegaron a ella.

Si bien nunca deja de asombrarnos la cantidad de desechos que somos capaces de acumular los seres humanos, yo nunca imaginé que fuéramos capaces de llegar a hacer islas con ellos. Propongo ahora salir de nuestro asombro y pensar en las consecuencias de esto.

En primer lugar, estas islas no ayudan a fomentar el turismo así que quizás sea buena idea no tratar de sacarle provecho a la contaminación. En segundo lugar, los desechos plásticos, que parcialmente se desintegran, son utilizados como alimento por peces, aves y mamíferos que los confunden con sus presas (es lógico si ocupan más volumen que el plancton en esas zonas). Greenpeace reporta estimaciones de más de un millón de aves marinas y cien mil mamíferos marinos y tortugas que mueren cada año por ingerir plásticos o enredarse con ellos.

Afectan al ecosistema también indirectamente pues el plástico puede servir como una superficie en la que organismos como las plantas y animales puedan vivir, por lo que subidos a plásticos flotantes (no todos flotan) pueden ser traslados a habitats completamente diferentes afectando (sea como predador o presa) al ecosistema al que se mudan.

Greenpeace además señala que se producen cada año cerca de 100 millones de toneladas de plástico, de las cuales aproximadamente el 10% termina en el mar. Esta fracción que termina en el mar viene en un 20% de barcos y plataformas, pero el otro 80% viene de la tierra. Y esta fracción que termina en el mar, son aproximadamente 10 millones de toneladas, lo que no es poco.

El llamado frente a este problema es el de generar conciencia, en la que no sólo basta saber lo que está mal, sino empezar a arreglar las cosas. No cuesta mucho comenzar a cambiar las mentalidades y dejar de recibir bolsas de plástico en las tiendas o mercados. O decirle a la gente que dejen de hacerlo también.

Esta es solo una muestra, una noticia que no delata todo el problema medio ambiental que nos aqueja. Sólo una pequeña parte. Me pregunto a veces si necesitamos esperar a sentir la lluvia ácida cayendo sobre nuestros rostros, la escasez del agua, la extinción de varios seres vivos, ya sea por la contaminación directamente, ya sea por la pesca indiscriminada, ya sea porque las manos del hombre y de la mujer hicieron que de alguna manera hubieran más predadores que acabaran con todas las presas y se originaran serios desequilibrios en la naturaleza. Porque ya casi todas esas cosas han sucedido, solo que aún no las sentimos. Porque tuvieron que congelarse los niños para que el gobierno sacara su campaña de “prevención del friaje”. Porque tuvo que suceder un terremoto para mirar la pobreza en Ica. Porque tuvo que acabarse el guano y la anchoveta (por un tiempo) para que despertásemos al menos un poco. Para que sintiésemos el problema como nuestro.

Hablamos de OPP todos los días pero esa opción no será nada si seguimos destruyendo nuestro planeta. Y serán peores las consecuencias para los pobres. Entendamos que una opción por nuestro ecosistema, por nuestro medio ambiente, es una opción por la vida y una opción por los pobres también. Y que no hay verdadera reconstrucción de país, de sociedad, que otro mundo no será posible si dejamos que éste muera.

Recordemos la historia de la creación narrada en el Génesis, en la que Dios pone al ser humano como el “dueño” de esta . Quizás hemos entendido muy mal nuestro rol. Nos hizo a imagen y semejanza suya, a imagen y semejanza de un Dios que amó todo lo que creó. ¿No es nuestro rol entonces cuidar todo lo que se nos ha encargado? Me pregunto si después de tanto tiempo hemos des-aprendido a contemplarlo, a amarlo, si hemos perdido de vista que la creación da gloria a Dios , no al hombre ni a la mujer, y que hombres y mujeres somos sólo parte de esta creación con la que nos relacionamos (¿también hemos olvidado esta relación?) a la que estamos llamados y llamadas a cuidar.

Por eso creo que debe ser compromiso nuestro casi intrínseco, como los derechos humanos y la preocupación por el y la pobre, el interés por la ecología . Y para eso hay que saber mirar a nuestro entorno con ojos sencillos y un espíritu de amor y comunión .

Este artículo es una invocación a la formación en medio ambiente que debe ser parte de nuestra formación integral, de nuestro compromiso con el y la pobre, de nuestro ser discípulas y discípulos del Dios de la VIDA.